¿Eres de clase media? Lo más probable es que su respuesta sea sí, ya que el 70% de los chilenos piensan que lo son. Digo «cree» porque al considerar factores como la ocupación (calificada o semicalificada) o el nivel de ingresos (entre $600.000 y $2.000.000 por hogar, según la Asociación de Investigadores de Mercado en 2015), el nivel de consumo o educación (secundaria, técnica y universitarios), sólo el 30% de la población presenta las características que definen a este grupo. Los datos muestran que la mitad de los que se identifican con la clase media en realidad pertenecen a grupos acomodados o de clase trabajadora (o clase trabajadora en otra clave). ¿Por qué se ven a sí mismos (quizás a ti mismo) como parte de una clase diferente a la tuya?
Esta columna es la primera de una serie que pretende responder a un conjunto de preguntas relevantes a la situación social y política actual del país y en las que la clase media juega un papel central.
Un informe del Banco Mundial titulado «Movilidad económica y crecimiento de la clase media en América Latina» caracteriza a la clase media según el concepto de seguridad económica y designa como rasgo Un rasgo distintivo de pertenecer a este grupo es la estabilidad económica del hogar, lo que implica una baja probabilidad de volver a la pobreza. También define a los grupos vulnerables como hogares que se mueven entre la pobreza y la clase media con probabilidad de caer en la pobreza.
El informe define tres clases económicas: 1) los pobres, cuyo ingreso per cápita es inferior a $4 por día; 2) vulnerable, con 4 a 10 dólares estadounidenses por día; y 3) la clase media, con 10 a 50 dólares estadounidenses por día (cifras expresadas según la paridad de poder adquisitivo del año 2005). El resto, con más de 50 dólares estadounidenses al día, representa menos del 3% de la población.
La clase no se trata solo de números
Los niveles de ingresos y educación, los estilos de vida y los patrones de consumo se utilizan para clasificar a las personas en una sociedad que se presenta principalmente como una clase media, con ricos y pobres en el lado franjas. De hecho, en muchos informes, la mayoría de la gente pertenece a la clase media y la clase trabajadora es prácticamente inexistente.
Este hecho se nos recuerda al menos cada dos o cuatro años, durante las campañas electorales, cuando los políticos apelan a la «clase media luchadora», categoría que aparentemente incluye a todos los «buenos estadounidenses». , como dijo Bill Clinton, gente que «trabaja duro y tiene sus papeles en regla». Una de las razones por las que las campañas de Bernie Sanders se han destacado tanto es precisamente porque pronunció las palabras «clase trabajadora».